El jet lag al llegar a Dubai, casi nos termina manejando la agenda. Como les contamos en nuestra reseña, decidimos abrir la escala por varios factores, entre otros por hacerle frente a este malestar. Lo cierto es que lo pudimos sortear bastante bien, por lo menos para conocer esta increíble ciudad.
Volar 17 horas en avión
Luego de dos horas desde Buenos Aires a Rio de Janeiro, una hora y media de parada técnica en el avión y catorce horas de vuelo después, llegamos al Aeropuerto Internacional de Dubai, uno de los más grandes y espectaculares del mundo.
Si bien nuestro vuelo estuvo casi diez puntos, viajar tanto tiempo en avión siempre es muy incómodo. Pero, la posta es viajar por esta aerolínea: asientos más espaciosos, comida exquisita y a la carta en cada tramo y la mejor atención. Además tiene hasta ahora el mejor dispositivo de entretenimiento. Dicho esto, dormimos bastante mal, pero tuvimos la suerte de ocupar asientos en las filas de adelante y eso sumó mucho.
El vuelo llegó a las once de la noche. Hicimos migraciones y, luego de reclamar por la valija que nos rompieron, nos tomamos un taxi al hotel por aproximadamente USD 30. Respecto del reclamo, nos dijeron que nos cambiaban la valija por una nueva. Pero como no tenían una de nuestro tamaño, prometieron enviarnos una nueva al hotel durante nuestra estadía. La cosa fue no llegó sino hasta el último día…
El jet lag y la adaptación a Dubai
Apenas llegamos a la habitación, acomodamos las valijas como pudimos y nos tiramos a dormir. Y acá empieza el capítulo del famoso jet lag; ya habíamos leído que podía ser bastante difícil adaptarse al horario de destino, sobre todo luego de tantas horas de vuelo.
No fue que entendimos de qué iba la cosa hasta que lo vivimos. Por eso, eran las tres de la mañana y estábamos despiertos como si fueran las diez (nosotros sumábamos siete horas de diferencia desde Buenos Aires).
A eso de las ocho nos levantamos, nos duchamos y fuimos a desayunar. De ahí, nos fuimos al Mall of the Emirates a pasear un rato. Ya que estábamos, hicimos un par de compras. Este shopping mall es muy famoso por tener la pista de ski techada más grande del mundo.
Llegando al mediodía, compramos el almuerzo en el Carrefour, para comerlo en la habitación. Llevamos hummus, arroz con jamón y otro con pollo, y unos wraps con pollo y vegetales. Luego de descansar un poco, tomamos el Metro para ver el atardecer desde el mirador en el piso 124 del Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo.
Ya de noche, bajamos y paseamos por las afueras del Dubai Mall. Esperamos hasta que el show de las aguas danzantes se activara. Al terminar, volvimos al mall para cenar en el patio de comidas, y de ahi, Metro y al hotel, a volver a luchar contra el jet lag y tratar de dormir.
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