BEIJING: Parte Uno

El contraste de China fue lo primero que sentimos en Beijing, que luego terminamos de confirmarlo en Shanghai. Cinco noches y casi seis días nos tomó acostumbrarnos al ritmo en este enorme país. Aquí cumplimos varios sueños viajeros, como conocer la Gran Muralla China, visitar la Ciudad Prohibida y el maravilloso Templo el Cielo. Igual, tenemos todo un post reservado para que sepan nuestra opinión acerca de este genial destino. A continuación, les contamos el detalle de nuestra travesía por la capital del país más influyente de Asia.

Nuestra llegada a China y las primeras impresiones

Esta aventura comienza a la mañana en el hotel de Dubai. Como les contamos en nuestro Diario de Viaje, en esta escala pudimos sumar varias horas de descanso para nuestra diferencia horaria. Así que, luego de desayunar, fuimos con taxi al aeropuerto y tomamos nuestro vuelo sin escalas a China.

Después de ocho horas volando, llegamos de noche a las 23 hs al enorme Aeropuerto Internacional de Beijing. Se dice que las primeras impresiones que tenemos de los lugares que conocemos por primera vez, de alguna manera nos condicionan el resto del viaje. Viendo todos los carteles en chino, muy poca gente occidental y todo tan grande, sentimos el primer contraste.

El tema es que, si bien nos pareció uno de los aeropuertos mejor organizados que conocimos, la realidad es que parecía como apagado, falto de mantenimiento. Esto quizás porque llegamos muy tarde. O porque realmente la mayoría de las luces estaban apagadas.

En fin, luego de hacer migraciones, recogimos nuestras valijas y encaramos a la salida. Pero antes de llegar al hall central, haciendo la última fila, se acerca una persona en uniforme militar y nos separa del gentío. Nos derivó a una chica también en uniforme para pasar las valijas por un scanner. No entendíamos mucho, sobre todo porque ninguno de los dos hablamos mandarín. Por suerte no fue nada: la chica nos hizo un par de preguntas y nos dejó salir.

Afuera nos estaba esperando nuestro guía chino Julio que hablaba muy bien en español. Era un estudiante de lo que en Argentina sería kinesiología del deporte. Lo contratamos específicamente para nos viniera a buscar al aeropuerto. Esto porque llegábamos muy entrada la noche. Además, para que nos acompañara a visitar La Muralla. Por eso, con un coche con chofer particular, nos llevó al hotel. Hicimos el check-in y nos fuimos a tratar de dormir.

El segundo contraste y el impacto de la Plaza Tiananmen

Al día siguiente, nos despertamos y desayunamos. Elegimos hospedarnos en el Novotel Beijing Peace, por su ubicación más que nada. Porque, como ya saben, priorizamos ir caminando a la mayor cantidad de lugares posibles. Y este hotel está a muy pocos pasos de la Ciudad Prohibida. Además, el hotel tenía un genial desayuno incluido, el segundo mejor luego del de Dubai.

Ya con las energías recargadas, nos fuimos a caminar por Wangfujing Road. Aquí sentimos el segundo contraste de China. Porque la idea que teníamos del Gigante Asiático era de un país no tan abierto al mundo. Sobre todo, por lo que sabíamos del régimen comunista. Pero, a pesar de estar prohibido el uso de Facebook, Google o WhatsApp, en estas 7 cuadras de calle peatonal, vimos tiendas de H&M, Gucci, McDonalds y por supuesto Apple.

El camino por esta calle nos dirigió hacia el sur, hasta la emblemática avenida E Chang’an. Ahí doblamos hacía nuestra derecha, con dirección a la Plaza Tiananmen, lugar neurálgico del régimen comunista. Ya aquí, rodeados de edificios monumentalistas al mejor estilo ruso, comenzamos a sentirnos un poco más en China.

Esta es una de las plazas más grandes del mundo, con un área total de 440 000 metros cuadrados. Se construyó con la idea de crear una gran explanada en la que predominaran masivos actos políticos, al estilo de los que se realizaban en la Plaza Roja de Moscú, cosa que era inexistente en China hasta el momento. Arriba, en la galería de este post, les mostramos lo que hay alrededor de la plaza.

Fue muy impactante para nosotros estar en este lugar. Porque aquí sucedieron algunos de los hechos más importantes del país y de la historia mundial. De sólo recordar que era el principal acceso a la Ciudad Prohibida en las etapas imperiales, o que Mao Tse-Tung proclamó aquí la República Popular China, y los crudos acontecimientos de las protestas de 1989, se nos erizaba la piel.

Los hutong: los tesoros culturales de la capital china

De ahi, caminamos hacia el sur, para el lado de los hutong de Qianmen. Esta zona tiene muchas callecitas típicas, donde el caos y la gente local conviven en armonía.

Normalmente la palabra hutong (en chino: 胡同) se usa para referirse a vecindarios o barrios antiguos. En realidad, son callejuelas en su mayoría construidas durante las dinastías Yuan, Ming y Qing, que forman el casco antiguo de Beijing. Son la representación cultural de la ciudad, al punto de brindarle su real identidad. Se dice que casi todos los hutong tienen sus anécdotas, y algunos incluso están asociados con eventos históricos.

Aquí, tiendas de lo se les ocurra invaden todos los sentidos. Porque acá el colorido no sólo es visual, sino también auditivo y olfativo. Recorrimos todos los callejones que pudimos, almorzamos y, con metro, fuimos a visitar otro maravilloso lugar, el que sería nuestro primer sueño viajero cumplido del viaje. Esto se lo contamos  en nuestro siguiente post.

 

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→ (Aquí te contamos nuestra reseña de Beijing)

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