Después de haber pasado un increíble día en el Marina Bay Sands y haber disfrutado muchísimo de la Infinity Pool, en nuestro segundo día en Singapur comenzaba el verdadero viaje. Para organizar nuestro recorrido dividimos la ciudad en zonas y fuimos visitando una a una durante los tres días restantes. Y aunque no nos quedó rincón por conocer, las lluvias cortas e intensas nos obligaron a recorrer a un ritmo más lento. A veces teniendo que quedarnos bajo techo, pero no nos impidieron visitar todo lo que estaba en nuestros planes: el Merlion, Orchard Road y las hermosas vistas desde la Esplanade.
Nos despedimos del Marina Bay Sands
Para completar nuestra experiencia cinco estrellas por un día nos pedimos el desayuno en la habitación. Habíamos separado una parte de nuestro presupuesto para esto de antemano, ¡porque queríamos darnos el gusto completo! Así que desayunamos viendo Singapur desde la altura, con las vistas increíbles que teníamos desde la habitación. Y así, dimos por terminado nuestro paso por el Marina Bay Sands.
Hicimos el check-out y, en metro, nos fuimos rumbo al hotel donde pasaríamos las próximas tres noches. Un hotel mucho más modesto y estratégicamente ubicado para recorrer todo lo que pudimos a pie y cerca de una estación de metro.
Orchard Road: La avenida del lujo y las compras
Nuestro paseo por la ciudad comienza por Orchard Road, una de las avenidas más importantes, repleta de centros comerciales, tiendas de lujo y hoteles exclusivos. Pero lo que más nos llamó la atención (y después nos daríamos cuenta que es una marca registrada de Singapur) fue la cantidad de árboles a lo largo de toda la calle, que hacen que la zona sea muy verde.
Caminamos rato largo sacando fotos en la avenida y calles cercanas, viendo las vidrieras curiosas hasta que se nos hizo la hora de comer. Nos metimos en uno de los centros comerciales y almorzamos en el patio de comidas.
Cuando salimos para continuar con nuestro paseo, nos sorprendió una lluvia torrencial, y decidimos entrar a tomar un café a otro centro comercial para hacer tiempo hasta que el clima nos permitiera seguir. Al rato salimos y nos fuimos caminando al Parque de Merlion.
Merlion, el símbolo de Singapur
Una imagen que se ve por toda la ciudad es la de MERLION: mitad pez y mitad león, y es el símbolo de Singapur. Y en el Parque de Merlion hay una estatua de esta singular figura echando agua desde su boca a la bahía. No importa la hora o el día que vayas, seguramente vas a encontrar turistas sacando fotos con el chorro de agua y haciendo las poses más graciosas.
Nosotros llegamos empapados porque, una vez más, a mitad de camino se largó a llover. Así que, nuestra típica foto con Merlion es empapados, como si hubiéramos pasado por debajo del chorro de agua. Así que nuevamente buscamos algún techo donde refugiarnos y de paso nos compramos un paraguas, porque el pronóstico decía que el clima seguiría igual.
Al caer el sol, esta zona se transforma. Detrás de Merlion, se puede ver el skyline de Singapur cobrar vida con las luces encendidas y, enfrente, al otro lado de la bahía, el Marina Bay Sands en todo su esplendor. Así que ya saben, si van a visitar a Merlion esperen a que se haga de noche para poder deleitarse con estas vistas.
Bordeamos toda la bahía caminando por la Esplanade, obviamente sacando mil fotos y disfrutando cada segundo de lo que estábamos viendo.
Una cena económica de “convenience store”
Aprovechando que la lluvia nos dio un respiro, caminamos de regreso al hotel. Era la hora de cenar, pero estábamos realmente muy cansados por haber caminado todo el día. Y aprovechando también para ahorrar un poco, nos cruzamos enfrente y compramos la cena en el 7-Eleven.
Para los que hayan ido alguna vez a Asia seguramente lo conozcan o hayan escuchado su nombre. Son tiendas donde se encuentra de todo, en especial comida, y a precios bastante económicos. Las opciones van desde snacks, sándwiches, sopa y fideos en envases de plástico para calentar en microondas, sushi, y la lista sigue.
Por lo general, una hora antes de cerrar, ponen los productos que vencen ese día a mitad de precio o menos, por lo que es una buena opción para comer barato y, según nuestra experiencia, eso no significa que sea feo o de mala calidad, por el contrario, todo lo que probamos nos encantó. Con la cena en la mano, nos fuimos a la habitación del hotel a comer, bañarnos y descansar.
Al día siguiente nos esperaba otro día largo en Singapur, obviamente con lluvia y con una humedad de esas que te aplasta la cabeza (hasta a nosotros que somos de Buenos Aires y de humedad conocemos bastante).
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